Lettergate, Hellgate, Condomgate, ¿qué demonios pasa en el Vaticano?





Este año no comienza bien para este pontificado y saca a la luz intenciones un tanto retorcidas. La manipulación de la carta de Benedicto XVI por parte del Vaticano con el fin de simular que el Papa emérito apoyaba a Francisco como una continuidad de ambos papados, quiso tapar su alerta frente a la teología errónea que emplea Bergoglio, según la parte que se ocultó de la misiva, simulación que intentaba acallar las acusaciones de herejía hechas contra éste por parte del mundo católico.

El segundo escándalo procede de la afirmación de Francisco de que el Infierno no existe, hecha a su periodista amigo Scalfari quien asegura haberlo oído directamente del pontífice. A raíz de esta declaración, según el periodista católico Antonio Socci, se levantaron varios cardenales amenazando directamente a Bergoglio con una destitución por profesar tesis heréticas, y es cuando partió una tenue aclaración, que no retractación, del asunto infernal por parte de Roma

En tercer lugar aparecen las declaraciones de una monja amiga de Bergoglio, Sor Pelloni, quien afirma que el Papa le permitió recomendar varias formas de anticoncepción para evitar el embarazo. Cita: “él me dijo tres palabras: condón, transitorio (diafragma), y reversible (ligadura de trompas)”, lo cual se suma a otras palabras del jesuita Chiodi, quien en Roma alentó la anticoncepción como forma de paternidad responsable.

En pocas palabras, Francisco maneja la Iglesia de Jesucristo como un tabernero al cual le viene grande el servicio en la corte de un príncipe. Cree que puede menospreciar la tradición bimilenaria, acercando ideas rancias, llenas de errores que impiden la salvación a aquellos que las siguen, pues si bien sustituyen a lo que Cristo dejó establecido a través de la Revelación y el Magisterio, quieren claudicar ante el pecado. 

Un ejemplo es la apertura a la comunión eucarística a personas divorciadas recasadas en estado de adulterio o a no católicos, lo que significa un sacrilegio. El resultado es la subversión de los dogmas, que con Bergoglio han pasado a mejor vida, incluida la existencia del Infierno, al cual, si persiste en sus desvaríos irán a parar él y todos los apóstatas que hoy le siguen el juego y siembran el caos y la confusión entre los fieles.